Hoy fui a ver Toy Story 3 al cine del Abasto junto a una de mis mejores amigas, Celeste. Luego de una mañana/tarde junto a mis amigos, en los cuales disfrutamos la victoria de Argentina sobre Corea y jugamos a la play, tuve la CITA OBLIGADA de ver esa película en su día de estreno y que mejor idea que ir con ella.
No soy crítico de cine, pero voy a decir que la película fue UNA DE LAS MEJORES QUE VI, hasta ahora, EN MI VIDA. Me emocioné hasta las lágrimas (si, llore por verla ¿y qué?)
Pero más emocionante fue el verla y que mi cabeza se despeje y entre por lugares y momentos ya vividos, como si fueran reencuentros.
Sentí que era otra vez un nene con la única responsabilidad de "estudiar y portarse bien", aquella época donde peleaba con mi hermana por juguetes y estupideces, donde mis padres no estaban separados y la vida era totalmente fácil.
Volví a ver a Woody, a Buzz Lightyear y el resto de los juguetes en una aventura más que original e interesante. Pero el final se llevó todos los aplausos y las lágrimas. Y no solo las mías, sino de la nueva generación de niños que la fueron a ver, capaz que por primera vez, adultos y aquellos que compartieron las otras dos partes anteriores de esta gran idea de Disney y Pixar. Todos ellos lloraron.
Hasta hubo una contradicción: según me contó mi amiga, un amigo de ella (el cual falleció hará unos días) tenía reales ganas de verla, y el ella la haya visto, la deja tranquila como si su amigo también pudiese verla. Yo en cambio, me sentía feliz por volver al pasado y demostrarme a mi mismo que todos tenemos un niño dentro, que somos jóvenes siempre y cuando tengamos la motivación necesaria, para serlo.
Luego, acompañar a Celeste a la parada del 99 mientras hablabamos del pasado, de juguetes y de emociones.
Mientras volvía a casa, la calle Doctor Tomás Manuel de Anchorena me acompañaba en mi recorrido por el pasado y en el armado de esta columna.
Paso a paso camino a casa, era como volver a ver a aquel niño que pasaba horas frente al televisor mirando dibujitos, peleaba con su hermana, jugaba con sus juguetes y a la pelota con su papá en el patio y se dejaba mimar por su mamá. ÉL ERA FELIZ.
Volví hacia atrás como al mirar una foto antigua, tener un juguete viejo en mano o, asi de simple, mirar una película.
Esa mano de cartas que ya me había tocado hace tiempo, o aquel paisaje que volví a revivir con lágrimas fué y será algo a lo cuál siempre querremos volver.
Esa mano de cartas que ya me había tocado hace tiempo, o aquel paisaje que volví a revivir con lágrimas fué y será algo a lo cuál siempre querremos volver.
Algo tan preciado y lejano:
LA INFANCIA
MUCHAS GRACIAS a ustedes y a mis juguetes por hacerme tan feliz antes y ahora
Que raro es darse cuenta cuanto uno a crecido, ¿no?
(Alejandro Caminos, 2010)
Increible la verdad, esa peli me llevo a la infancia nuevamente... y ver mis juguetes ahi guardados me da a entender que los tengo para que esten por siempre conmigo... y por lo menos a veces puedo ser una niña cuando juego con mi sobrina naiara ^^
ResponderBorrarGracias ale por llevarme al cine... enserio... GRACIAS