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martes, 1 de marzo de 2011

Columna de opinión: Tribunas vacías

Anteayer, Estudiantes de La Plata le ganó a Deportes Tolima de Colombia, por un gol contra cero y en el torneo continental por la Copa Libertadores. Pero a lo que refiere esta columna es al lugar donde se jugó el partido : el estadio mundialista de La Plata, que, hace una semana, fue epicentro de la política argentina.

Fue en ese mismo coliseo lleno de banderas, luces y militantes donde la Presidenta de la Nación Cristina Fernández y el gobernador bonaerense Daniel Scioli, acompañados por intendentes, gobernadores y funcionarios, cortaron la cinta y reinauguraron el estadio con el techo restante, lo que puede interpretarse como “la imagen” que deja vislumbrar lo que será la posible fórmula de cara a las elecciones de este año. Y todo después de la tensión que significó la discusión por las listas colectoras.

En cambio, varias quejas fueron las que sonaron desde el otro lado de la calle, pero la excusa que más se escuchó en general fue el no asistir al acto por el simple motivo de que “la cancha estaba llena de militantes K”.

¿Se habrán dado cuenta de lo desafortunado de sus dichos? ¿Habrán pensado coherentemente las palabras a usar? ¿O es que los carcome una suerte de envidia devenida en resentimiento lo que les traba la lengua?

Esa militancia que se congregó en La Plata fue otra clara demostración de la falta de proyección por parte de los otros partidos. A saber: Elisa Carrió sigue disparando contra todos en vez de intentar llevar (o siquiera crear) un boceto de país, Ricardo Alfonsín, empujado, tal vez, más por el legado de su apellido que por su militancia, pero quien, mínimamente, puede hacerle frente a CFK, deberá medirse en primarias abiertas con el precandidato Ernesto Sanz (más conocido como Senador Provincial y Presidente de la Unión Cívica Radical) para, luego, acceder a internas (¿hacía falta tanto laberinto?), pero esta vez con el decaído vicepresidente Julio Cobos.

En cambio, el Peronismo Federal se debate entre el proyecto neoliberal de Alberto Rodríguez Saá y, a la derecha, la posible alianza de Eduardo Duhalde y su latiguillo de “Paz y Orden” con el PRO del Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, a quien su inoperancia lo hunde más que la propia ciudad autónoma de Buenos Aires en días de lluvia (¿o será que, al confesar que sus inspiraciones y modelos de ciudad son las europeas, se basó en Venecia?). Finalmente queda la candidatura testimonial de Fernando “Pino” Solanas, quien logró llenar el microestadio del club Ferrocarril Oeste en lo que fue su lanzamiento, pero que hoy mide más como aspirante a la Jefatura del Gobierno porteño.

Aunque la política, como el fútbol, es inestable y “todo puede suceder”, las encuestas (oficiales y opositoras) miden, hoy día, claramente a favor del oficialismo y mostrando a Cristina Fernández como candidata favorita y en camino a la reelección, en caso de que decida presentarse. Por el lado de la oposición los que más suman son Alfonsín (quien puede tomar parte del electorado de la actual gestión nacional) y Mauricio Macri. Adversario o enemigo: la única forma de que tengan una chance de disputar el sillón de Rivadavia es que la actual presidenta decida declinar su presentación en las boletas presidenciales, porque los números indican que CFK ganaría en primera vuelta y sin necesidad de un ballotage.

Será cuestión y dilema del kirchnerismo saber como canalizar y potenciar ese apoyo demostrado no solo en las exequias del ex presidente Néstor Kirchner (organizadas por Fuerza Bruta y a quien sólo le faltó una mujer colgada de un arnés por encima del féretro y lanzando papeles blancos y celestes. Elisa Carrió Dixit), o en las claras intenciones de voto, sino también en el último acto en la ciudad de La Plata.

No a críticas destructivas, Sí al alerta constructiva: esa militancia les demuestra que, en año electoral, están en serios problemas. Son esos "militantes K" el gran apoyo del kirchnerismo, carente en otros sectores, y que sientan bases de cara a las elecciones.

El autodenominado Grupo A está perdiendo el partido por goleada y con sus tribunas vacías. Tal vez, aún, no se dieron cuenta o no tienen quien les avise.


(Alejandro Caminos, 2011)



Ale